Una de las virtudes que separa a Lionel Messi de la mayoría de los futbolistas del planeta es su capacidad de cambiar un partido en cuestión de segundos. Por estos días se viralizó un video donde se expone la verdad detrás de ese característico “caminar la cancha” que muchos confunden con falta de compromiso: “Leo” tiene la virtud de abstraerse en momentos de caos y apuro, y hacer un paneo mental del entorno antes de acelerar y ejecutar el siguiente movimiento. Muchas veces, lo que parece una repentización, un conejo sacado de la galera, no más que el resultado de lo que el genio ya había bosquejado en su cabeza.
Y en las semifinales de la US Open Cup (el equivalente yanqui a nuestra Copa Argentina), Messi volvió a aparecer cuando su equipo más lo necesitaba. Cincinnati ya comenzaba a relamerse no sólo con el pasaje a la final sino con el honor de ser el primero en derrotar al nuevo Inter Miami (flamante campeón de la Leagues Cup), pero bastaron dos apariciones del 10 para cambiar el destino.
Cincinnati demostró ser un rival más complicado que los anteriores para el equipo dirigido por Gerardo Martino. No era para menos: se trata del mejor equipo en lo que va de la temporada regular de la MLS, incluyendo ambas conferencias. El ex Boca Luciano Acosta movió los hilos del medio campo del conjunto de Ohio, y fue difícil de contener para una defensa que es sin dudas lo más flojo de las “garzas”. A excepción de Drake Callender, por supuesto: el arquero volvió a ser clave con algunas tapadas espectaculares.
Sin embargo, nada pudo hacer en el gol de Acosta (la pelota se desvió en un defensor y lo descolocó) y menos en el de Brandon Vázquez, que culminó una contra con un balazo inatajable. Ambos goles habían nacido en pelotas perdidas por Leonardo Campana, que venía teniendo un partido para el olvido. Hasta que en el segundo tiempo, tuvo la oportunidad de redimirse gracias a “Leo”.
En un tiro libre, el 10 le puso la pelota en la cabeza y el ecuatoriano no perdonó. Pero los minutos pasaban y ni el ingreso de Facundo Farías le aportaba gran cosa al ataque de los de Florida. Hasta que en el último de los ocho minutos de descuento, volvió a aparecer el mago: centro milimétrico a la cabeza de Campana, que ni siquiera tuvo que saltar. 2-2.
Tras un alargue en el que Inter se puso en ventaja con un gol de Josef Martínez y que Cincinnati igualó luego, llegaron los penales. “Leo” convirtió el suyo, Callender atajó el de Hagglund y Benjamín Cremaschi selló el 5-4 que le dio a las “garzas” el pase a la segunda final de su historia. Allí lo espera el ganador de Salt Lake City y Houston Dynamo, que al cierre de esta edición igualaban 1-1 en la otra semifinal.